La columna de Julio Jardel
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Fin de semana negro
La derrota ante San Lorenzo y los triunfos de Independiente y Lanús, dejaron al “Taladro” en una situación límite pensando en la clasificación a las copas. Además, Josemir Lujambio, Javier Sanguinetti y Martín Andrizzi sufrieron lesiones musculares. Ante el “Ciclón” Banfield no fue menos, pero no jugó bien y reiteró errores que evidenció en todo el certamen.
Por Julio Jardel
futbolenverdeyblanco@yahoo.com
El clásico ganado fechas atrás ante Lanús representó para Banfield una clara recuperación desde lo anímico y la reunificación de un discurso (cuerpo técnico, jugadores y dirigentes) con relación al objetivo que el club se había propuesto antes del comienzo de la temporada: la clasificación a las copas internacionales. Atrás habían quedado las dubitativas declaraciones del propio Carlos “Gato” Leeb, cuando había afirmado que a él “no lo habían contratado con ese fin”, o las contradictorias de Carlos Portell, que antes del comienzo del certamen había señalado que “lograr el campeonato no estaba lejos” y sobre la marcha del irregular rendimiento del equipo señalaba que la idea era “sumar la mayor cantidad de puntos posibles”…
Aquel triunfo determinante puso las cosas en su lugar y todos apuntaron a intentar volver al terreno internacional. La victoria ante el descendido Instituto ubicó al equipo en una posición inmejorable. La visita a San Lorenzo se constituía en clave, ya que si se lograban los tres puntos quedaba en el camino un rival directo. Sin embargo, Banfield perdió por la mínima diferencia en un estadio históricamente adverso y los triunfos de Lanús e Independiente lo dejaron en una situación expectante, aunque incómoda, ya que si bien para la Sudamericana aún depende de sus propios resultados, para la Libertadores influyen los puntos que obtengan otros equipos.
“Estamos vivos y la ilusión no me la quita nadie, ni a mí ni a los jugadores”, resaltó el “Gato” tras la dura caída. Y es cierto, las chances están intactas, pero se perdió el partido que podía darte la tranquilidad definitiva de no depender de otros.
¿Perdió con justicia ante el equipo de Ruggeri? Estoy convencido que Banfield no fue menos que su rival, al tiempo que no me caben dudas que no jugó un buen partido y que reiteró errores que lo acompañaron en muchos pasajes del Clausura. Así como es cierto que el resultado pareció exagerado, premió al que asumió -a pesar de sus limitaciones- una postura más agresiva y ambiciosa que su rival. Y castigó a quien, recién con el marcador adverso, mostró una decidida actitud ofensiva.
Sin ir más allá, hubo otros encuentros en los que el conjunto de Leeb no fue más que sus rivales de turno y festejó los tres puntos: Rosario Central, Estudiantes o Gimnasia de Jujuy, por ejemplo. Así es el fútbol: la victoria no siempre va de la mano de los merecimientos.
¿Qué le faltó a Banfield ante San Lorenzo? Ante todo, determinación para salir a buscar el partido y asegurarse la clasificación a la Sudamericana. Fue el “Ciclón” quien asumió la iniciativa, a pesar de no tener profundidad. Recién en los últimos quince del primer tiempo, el “Taladro” tuvo un par de aproximaciones al área de Saja (no situaciones claras de gol).
La segunda etapa tuvo algo más de ritmo e intensidad. Y Banfield se pudo haber puesto en ventaja, cuando Sand definió mal en el comienzo del segundo tiempo, teniendo en mejor posición a Lujambio para convertir el primer tanto. El empate era un buen resultado para el equipo de Leeb, al menos eso mostraba la falta de audacia del “Taladro” en el campo de juego.
El partido se encaminaba, sin vueltas, a una igualdad en cero. Sin embargo, una gruesa distracción defensiva (y van…) a la salida de un córner para el local (se ejecutó el tiro de esquina mientras todo Banfield retrocedía a tomar posiciones, de espaldas a la acción de juego) desembocó en el único tanto del partido, después de un pase atrás de Sand (el error del correntino terminó siendo una excelente habilitación para Adrián González) a la salida del área.
Producida la desventaja, Banfield hizo lo que no había mostrado anteriormente: presionó en campo rival, sumó más gente en campo rival, arrinconó a su rival y estuvo a tiro de la igualdad. ¿Por qué tan tarde se acordó de atacar con decisión?
Además de los tres puntos que quedaron en el camino, las lesiones musculares de Josemir Lujambio, Javier Sanguinetti y Martín Andrizzi dejan al equipo sin tres referentes, indispensables para la hora de las definiciones.
Decir que el funcionamiento colectivo del equipo no me convenció no es una novedad. Quienes siguen mis opiniones saben que, independientemente de los resultados, el juego de este irregular equipo de Leeb solo en contadas ocasiones me ha entusiasmado. Sigo pensando que no tiene una identidad definida, que al DT le han faltado variantes para resolver determinadas situaciones de juego y cambiar la historia de algunos partidos sobre la marcha y que desde lo táctico el retroceso y la involución (en comparación con las dos temporadas anteriores) ha sido evidente.
Para los resultadistas lo que suceda en las dos fechas finales ante Argentinos y Gimnasia (más lo que ocurra con el fallo del Tribunal de Disciplina en el suspendido encuentro frente a Independiente) será fundamental a la hora de evaluar la temporada futbolística. Definirán si el ciclo de Leeb fue un éxito o un fracaso por si consigue o no la clasificación a las copas. Quien suscribe esta columna de opinión ha transitado la vereda opuesta del pensamiento futbolístico, y analizo el fútbol por el juego y no simplemente por los resultados.
Después del triunfo clásico, señalé que creer que Banfield fuera a lograr en las fechas finales del campeonato el funcionamiento que no tuvo con continuidad en todo el torneo era algo utópico. Sí marqué que desde lo anímico podía constituirse en un punto de partida para intentar conseguir el objetivo propuesto. La chance de alcanzar su sueño de copas permanece inalterable, lo que no modificará de modo alguno mi análisis del rendimiento del equipo de este año irregular y con altibajos tan pronunciados en el funcionamiento.
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